Después de leer tanto y tanto acerca de la teoría del apego, uno tiende a huir del autoritarismo y de las normas preestablecidas que han sido impuestas desoyendo las necesidades de los niños pero, a veces, llega un momento en el que te sientes perdido y no sabes bien cómo hacer. Es el precio de buscar una forma diferente de hacer las cosas, que muchas veces no tienes ningún modelo cercano a seguir y se hacen difíciles y lentos los avances a base de ensayo y error.

«Límite» me parecía una palabra fea, incluso desconsiderada y grosera. He tenido que experimentar toda una revolución interna para desintoxicarme y volver a escucharla libre de juicios.

Escuela de padres

Una de las cosas que más me gusta de nuestro cole es la escuela de padres. Recuerdo cuando descubrí lo que eran gracias a Yolanda González y me pareció una idea estupenda. ¿Un lugar donde poder compartir, charlar, dialogar y aprender de la experiencia de otros padres en situaciones similares a la tuya? Yo entonces no lo sabía, pero acabaría encontrando mi propia (y tan necesaria) red de apoyo.

Pues bien, en una de nuestras últimas reuniones, abordamos el tema de las normas y de los límites. En nuestro caso concreto, sentíamos bastante incertidumbre respecto a este tema y el hecho de haber podido establecer unas pautas claras y haber conseguido entender los conceptos de otra manera nos ha ayudado mucho a establecer y afrontar las normas y los límites en casa.

Explicaciones paso a paso

Resulta curioso pero, si os paráis a pensar, la mayoría de las veces no nos detenemos a explicarles a nuestros hijos cómo se hacen las cosas. Damos por sentado que aprenden todo por imitación y, sin embargo, muchas veces es ahí donde surgen los conflictos diarios, en todos esos detalles que presuponemos que saben y que, en realidad, desconocen.

Hablábamos, por ejemplo, de explicarle a un niño cómo servirse agua en la mesa o cómo abrir una puerta. Parece evidente pero no lo es tanto. Si se diera el caso de que derrama el agua o que pega un portazo sin haberle explicado previamente cuáles son los pasos a seguir, estamos siendo algo incoherentes. Por eso es tan importante (y bonito) mostrarles a los niños el cómo y el funcionamiento de las cosas. Y es por eso también que me gusta tanto la pedagogía Montessori, porque hace hincapié en ese tipo de detalles que, más adelante, nos servirán de base. Ya os digo que, si conseguimos dedicarle el tiempo suficiente, nos ahorraremos después muchas de esas incómodas «guerras cotidianas».

Es muy importante también que esas explicaciones se den siempre en un momento de calma (y no como una corrección, si coincide que el niño lo está haciendo de otro modo. En ese caso, esperaríamos a encontrar otra oportunidad cuando ellos ya no lo sientan como una corrección sino como un aprendizaje) y estando seguros de que el niño nos mira y nos presta atención.

¿Por qué son necesarios los límites?

Me gusta el símil que usábamos el otro día. Los límites no son una forma de restar libertad, sino una manera de asegurar el autocontrol y el autoconocimiento (siempre que sean razonables y necesarios y vengan impuestos desde la serenidad y el respeto).

Imaginemos un caballo salvaje. A nadie le gustaría restarle libertad e impedir que galope a sus anchas pero, ¿y si ese caballo comienza a cabalgar desbocado? ¿qué pasa si pierde su autocontrol y no es capaz de parar? ¿Pensáis también entonces que sería un caballo «feliz»? Pues algo así ocurre con los límites. Nos permiten ser libres pero al mismo tiempo nos otorgan la capacidad de autocontrol y autoconocimiento y, por tanto, de autonomía.

Lo más importante de los límites es distinguir entre los que son necesarios y los que no. Si somos coherentes, nos será mucho más fácil establecer las dinámicas con nuestros hijos. Todos sabemos lo importante que es ponerse el cinturón de seguridad en el coche pero ¿y por ejemplo escoger la ropa que se quieren poner? ¿Es algo que también debemos imponerles o podemos permitir que sean ellos quienes elijan? Evidentemente, es secundario.

¿Cómo establecer las normas de forma respetuosa?

Aquí viene la parte más difícil de todas. La teoría está bien pero ¿cómo hacemos? Os cuento las cuatro claves que yo he sacado en claro.

  • En realildad no es necesario establecer demasiadas normas. Lo ideal es dedicarle un momento a pensar y decidir tres o cuatro normas que queramos trabajar en casa (por ejemplo, recoger el plato al terminar de comer, guardar los juguetes, lavarse los dientes antes de dormir…).
  • Siempre que pongamos un límite (esto es, cuando la norma no se cumple), afirmarlo desde la serenidad y sin ninguna carga emocional (oséase, establecerlo de manera firme pero nunca enfadados o bajo juicios de valor, sino de manera neutral –lo más difícil de todo, claro–).
  • Acompañar al niño y no dejarle nunca solo. Es posible que, a veces, el niño se muestre reacio a cumplir una norma y quiera sobrepasar un límite. En ese caso, debemos acompañarlo y permanecer todo el tiempo junto a él. Permitimos y entendemos su razonamiento, pero aún así hay veces que no puede ser. Cuando se trata de seguridad vial, por ejemplo, lo tenemos muy claro. Entonces, ¿por qué con otras cuestiones dudamos tanto?
  • Ser constantes. Si consideramos necesaria un día una norma pero al día siguiente no, la norma pierde credibilidad y nuestro hijo no entenderá por qué es tan importante si hay veces que no es necesaria cumplirla.

Me sorprende cómo el simple hecho de poner las cosas en palabras y ordenar las ideas que ya tenemos en la cabeza nos ayuda a avanzar. Seguro que no os he descubierto nada nuevo pero ¿verdad que ayuda plasmarlo y poder verbalizarlo?

Espero que os sirva de ayuda como a mí.

Y vosotros ¿qué opináis de los límites? ¡Feliz martes!

3 comentarios

  1. Marta

    Hola! Me ha gustado mucho tu entrada y además es un tema que siempre da reflexionar, gracias!! En mi caso (mi hijo tiene 17 meses) ahora he empezado a darme cuenta de que me cuesta poner límites… Por ahora, mi prioridad es corregir actitudes como robar juguetes a otros niños o (si se da el caso, que por suerte aún no) si pega/muerde/etc… Ser respetuoso con los demás, vamos…

  2. Celia gracias por este post, porque ando perdida con mi niña en sus locos dos años, pierdo la paciencia cuando no hace caso y quiero hacer las cosas diferente, que bien me vendría la escuela montessori y esa escuela de padres 😉
    Besos

  3. Joana

    Muchas gracias por este post! me ha gustado cómo lo has resumido, la verdad es que cuesta encontrar buenas maneras y no sentirse mal al imponer los límites… Gracias!

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