Ya de entrada, el título me rechina porque, cuando tienes un bebé, no haces más que recibir consejos por todos lados, y los más sin ser pedidos.

Vamos camino del segundo cumple de nuestra pequeña, ¡qué emoción! y, echando la vista atrás, me doy cuenta de que cometí muchos de los errores en los que se suele caer cuando eres primerizo. Si pudiese volver atrás intentaría cambiar algunas cosas pero, como no puedo, al menos las comparto aquí por si os pueden servir de ayuda.

Las primeras horas

Acabas de dar a luz y al fin tienes a tu esperado bebé en brazos. Las primeras horas suelen ser de alucine total. Oxitocina a dispersión.

Si han tenido que hacerte una cesárea (aunque no tiene nada que ver una cesárea programada con una cesárea de urgencia), seguramente te separen un buen rato de tu bebé (¡malditos protocolos!) y, lo más probable, es que tú te sientas desubicada y triste separada de él. Es lógico sentirse así y, por eso, no te preocupes si no estás todo lo feliz que se supone que debieras (en la maternidad muchas veces «se supone» que tenemos que sentirnos felices y a veces no es así, pero es absolutamente normal, le pasa a todo el mundo aunque no esté bien visto decirlo en voz alta). En ningún caso te sientas culpable, permítete sentirte como necesites, no hay nada de malo en ello.

De todas formas, en los días siguientes podemos llegar a sentirnos desanimadas o desconcertadas. A veces por las dificultades de la lactancia, o por las prácticas del parto, o bien por la revolución hormonal, tenemos ganas de llorar y no sabemos ni cómo estamos. Por si fuera poco, también nos desdoblamos entre nosotras mismas y nuestro bebé, así que de nuevo déjate llevar. Poco a poco, tú sola irás encontrando el camino.

Lactancia

Ya sabéis que soy defensora de la lactancia materna aunque, al mismo tiempo, creo que cada uno ha de hacer lo que sienta, no estar presionado simplemente porque «lo dicen los demás» como ocurre a menudo en los primeros momentos de la crianza. Si decides dar el pecho y tienes dudas sobre la subida de la leche, el calostro y demás cuestiones (de nuevo normal normalísimo) lo primero respira hondo y no te agobies. Recuerdo que, cuando nació nuestra hija, vino una pediatra y me dijo que la niña tenía hambre y yo me angustié mogollón (a pesar de todo lo que había leído previamente), pensé que no tenía leche suficiente (o ninguna, no sabía ni qué pensar). Por suerte, apareció una enfermera y me dijo que el bebé no tenía hambre, lo que ocurre es que el segundo día de vida suelen estar más inquietos y necesitan estar prácticamente las 24 horas al pecho.

En esos momentos, la situación se nos hace algo complicada de gestionar. Te sientes inseguro, no conoces las respuestas y tu primera necesidad es que tu bebé esté bien, te crees cualquier cosa que te digan. Lo más recomendable es buscar alguna persona que pueda ayudarte y tener algo de información previa (libros como Un regalo para toda la vida, de Carlos González, o grupos de apoyo a la lactancia como La liga de la leche).

En principio, para que el inicio de la lactancia se instaure con éxito se desaconseja darle al bebé ningún biberón de suplemento ni ponerle chupetes. Las tetinas de los biberones y de los chupetes se succionan de diferente modo que la teta (hace falta menos esfuerzo) y eso puede provocarle confusión al bebé y acarrear algunas dificultades a posteriori. Ah y, por supuesto, si decides dar el pecho no estés preocupada de la hora. Olvida todo lo que te hayan contado acerca de mirar el reloj. La teta es a demanda.

Sin manoplas

Las manoplas para bebés son muy graciosas, como todas las cosas chiquitinas pero ¿sabíais que los recién nacidos perciben el mundo a través del oído y del tacto? Aún no tienen desarrollado el sentido de la vista y, según la época del año, pocas zonas de su piel quedan al descubierto. Taparles también las manitas les impide percibir un montón de sensaciones, los primeros días sus manos son su principal forma de comunicarse con el extraño mundo al que acaban de llegar.

Normalmente os dirán que hay que ponérselas para que no se arañen pero, al principio, sus uñas son tan blanditas que los rasguños desaparecerán en cuestión de horas. De hecho, las primeras semanas ni siquiera es necesario cortarles las uñas, se les caen solas.

Las visitas

En mi caso, el tema de las visitas fue algo que me agobió bastante durante las primeras semanas. Yo necesitaba estar con mi bebé, a solas, aprender a amamantarlo y encontrar la calma junto mi pareja. No me apetecía sacarme la teta según con quién y, a veces, me sentía incómoda o estaba deseando que mi pequeña se quedara dormida para no tener que dar explicaciones. Esto no siempre es así, de hecho no me pasaba con todo el mundo, pero si tú sientes que necesitas estar a solas con tu bebé y tu pareja no te cortes. Es un momento único y TÚ DECIDES. Olvídate de protocolos y formalismos y disfruta de esos primeros días con tu retoño como tú prefieras, sola o en compañía.

En el hospital, las visitas suelen ser de personas de más confianza pero, cuando llegas a casa, el resto de conocidos se avalancha para encontrar hueco y conocer al recién nacido (normal ¿eh?, no digo que no). Pensaréis que soy una seta, pero es aquí donde, si pudiera retroceder en el tiempo, cerraría la puerta a cal y canto. Ahora ya tengo de sobra pillada la forma de sentirme a gusto dando el pecho, cómo y dónde, según el momento, pero, al principio, recibir una vista y tener que estar con la teta fuera casi todo el tiempo me suponía un gran conflicto (cosas de primerizos y desconocedores de que se puede amamantar con el portabebés, ¡ay si lo hubiera sabido!).

Quizás, si lo hubiese tenido tan claro en su momento lo hubiera llevado mejor. A veces las cosas son más llevaderas cuando sabes que puedes decir que no cuando quieras, cuando no te sientes obligado a cumplir compromisos ni a forzar nada.

El rol del papá

Con la llegada del bebé, los papeles en la familia cambian absolutamente. Creo que ya os he comentado alguna vez que le recomendé al papá de nuestra pequeña que leyera a Laura Gutman, quien explica perfectamente cómo afrontar el cambio de roles. Antes, cada miembro de la pareja se encargaba de atender el uno al otro. Ahora, la mamá es quién se vuelca absolutamente con el bebé, desconectando del mundo exterior, y el papá es quien se encarga de atender a la mamá y de ser el nexo de unión entre ésta y el mundo de fuera. Comprender esto de antemano os ayudará a asumir los nuevos cambios.

Los horarios

Los recién nacidos duermen muuucho. Pero mucho. A veces nos recomiendan que los despertemos para darles de comer. Recuerdo que nuestra hija se tiraba cinco ó seis horas dormida, yo la despertaba para darle de comer (¡incluso probé a sacarme la leche y dársela con una cuchara, para que tuviera que hacer menos esfuerzo!) pero dormía de lo lindo, no había manera. Tampoco os preocupéis en exceso. Si vuestro polluelo duerme a pierna suelta hasta seis horas dejadle porque, como dicen las abuelas, «eso también les alimenta».

Según van pasando los días y las semanas, es posible que nos sintamos bastante cansados hasta que logremos adaptarnos a «los nuevos horarios». Yo, por ejemplo, aprovechaba para dormir las siestas con nuestra pequeña, así descansaba también esos ratitos a pesar de que fuese «a deshoras» (benditas siestas mañaneras hasta las 11 de la mañana, ¡me daban la vida!). No importa si está todo un poco patas arribas. Es más, lo normal es que la vida ande un poco del revés.

También os aconsejo que preparéis las cosas con tiempo. Nosotros llegabamos siempre tarde al pediatra, jajaja. Lo teníamos todo listo y, justo en el momento de salir, teníamos que cambiar el pañal, o la pequeña se despertaba para comer o cosas así. La Ley de Murphy no falla en estos casos. Y si no me creéis, preguntadle a vuestros conocidos con niños.

Colecho y porteo

En mi opinión, el colecho es lo más cómodo para todos (podeís leer cómo practicarlo de forma segura aquí). El bebé se siente seguro y acompañado y nosotros descansaremos mejor y disfrutaremos de nuestro pequeñín. Si leéis El bebé es un mamífero, de Michel Odent entenderéis por qué dormir con tu bebé es lo más natural pero, al margen de las evidencias, es probable que sea algo que surja por sí solo. El bebé se calma con el contacto y, cuando estamos muy cansados, meterlo en nuestra cama es lo más cómodo. También podéis adosar una cuna y así, por la noche, ni siquiera tendréis que levantaros.

Igualmente, llevar a nuestro bebé encima nos resultará práctico y placentero (lo mismo que el colecho, ¡todo son ventajas!), nos permite tener mucha libertad de movimiento al mismo tiempo que nuestro bebé siente la calidez de estar en brazos de papá o de mamá. Eso sí, es necesario utilizar un portabebés ergonómico y adecuado a cada edad. Además, el porteo también es utilísimo cuando el bebé está algo molesto o incómodo; lo colocas en el fular o el portabebés que tengas y verás cómo se relaja.

La casa en desorden

Una de mis mejores amigas y yo tenemos «la coña» de que soy como «Mónica la de Friends», por lo ordenado que me gusta tenerlo todo (para que os hagáis una idea, la ropa colgada del armario la coloco por colores, para que quede más mono, jiji). Cuando nace el bebé no tienes tiempo para nada. Al menos a mí se me echaban las horas encima y hacíamos malabares para recoger un poco y preparar la comida. La verdad es que ahora, visto con perspectiva, me parece un poco exagerado, pero la realidad es que no nos cundía mucho. Así que, en estos casos, no vale la pena estresarse. Otra opción es buscar alguien que os eche una mano.

Ni un minuto libre

Aún me siguen sorprendiendo esas mamás a las que, con un bebé de días, se las ve tan arregladas y despampanantes. Me encanta. Si os resulta sencillo, genial, pero, si os pasa como me ocurría a mí, que casi no podía ni ducharme porque era apartarme un minuto y nuestra pequeña ya me reclamaba, tampoco sufráis, poco a poco, le iréis cogiendo el tranquillo.

Los 1001 consejos y las contradicciones

Seguro que, ya durante el embarazo, os habéis dado cuenta. Parece que, cuando estás embarazada o acabas de tener un bebé (y también cuando tienes un niño pequeño, ohmmm…), todo el mundo se empeña en darte consejos. Tú no preguntas, pero la gente opina y además, la gente sabe mejor que tú qué es lo que necesitas o cómo has de sentirte. Y, lo peor de todo es que, al igual que pasa con los pediatras, cada uno te dice una cosa diferente y terminas echo un lío. Lo mejor es ponerse un buen impermeable contra las recomendaciones y hacer lo que creas que está mejor. Confía en tu instinto, en serio. Es sorprendente todo lo que puedes saber si lo escuchas. Nunca falla.

Y creo que, así por encima, ya está todo. Ahora no se me ocurre nada más, ¿me dejo algo?

Bueno, en definitiva creo que básicamente se trata de escuchar TUS NECESIDADES y las necesidades de tu bebé y olvidarte un poco del resto. Lo importante sois vosotros, encontrar vuestro espacio y aprender a saborear esos primeros momentos.

Además, os recomiendo el artículo «Por qué no hay que dejar llorar a un bebé» para que entendáis mejor cuáles son las necesidades de los niños y por qué hay que atenderles y evitar que sufran.

¡Espero que os sea de ayuda! ¡Feliz miércoles!

13 comentarios

  1. Dicen que con el segundo es más fácil… pero hay quien no tiene un segundo como yo, así que sí esta fenomenal esto de los primeros consejos, súper utiles por cierto.
    Y mil gracias por coger una foto mía, me ha dado mucha impresión verla en facebook y reconocerla.
    Gracias Celia, un besazo!!

  2. Marta

    Completamente de acuerdo contigo, Celia. Cuando tenga a mi segundo hijo, hare cosas que no hice con Henar y a la inversa, no hare cosas que si hice con ella. Pero es normal que pasen, es la vida…al tiempo te das cuenta de los errores y los aciertos.
    Un beso¡¡

  3. ¡Cuántos buenos consejos! Nosotros estamos aún en la búsqueda pero eso de los agobios de las visitas los primeros días es algo que de seguro vamos a sufrir, y aunque aún es muy pronto ¡ya empieza a intranquilizarnos!

  4. Mariola

    ¡Me veo tan reflejada! Soy madre desde hace tres meses y todo lo que cuentas es así, mejor no lo podrías haber contado.

  5. Muy ineteresante, estoy contigo en lo de las visitas, si pudiera echar marcha atrás descolgaría el telefonillo. Y lo de la lactancia está muy bien, pero claro también es suerte. MI hija no se enganchaba ni para atrás, al final le instauré la lactancia con ayuda del sacaleches y el biberon (de leche materna) y al cabo de un mes, ya hacía tomas de pecho correctamente, pero es muy sacrificado..si no lo pasas, no sabes lo que es. Tengo una amiga que con su primer hijo le fué genial la lactancia (menos las dos primeras semanas de adaptación), ahora con el segundo le pasa como a mi y es muy agobiante cuando al mes de nacer ves que tu hijo no ha cogido ni un gramo y no come lo suficiente porque no se engancha bien y como no come pues está cansado para succionar y prefiere dormir, etc, etc..en fin, que es un círculo vicioso y se pasa muy mal!! Le he dejado mi sacaleches y dado pautas que he leido de Carlos Gonzalez de como sacarse leche y conseguir instaurar la lactancia. También le he dicho que si tiene que darle algún biberón tampoco pasa nada, de hecho la pediatra le ha prescrito biberones después del pecho, pero ella siguiendo mi consejo se los va a dar de su propia leche. Perdona por el mega-comentario. Es que me da mucha rabia cuando la gente pinta lo de la lactancia como si fuera lo más facil del mundo(no es tu caso) y no es así…jejeje. Un beso
    María.

  6. ¡La foto es preciosa, Violeta! Y supongo que si algún día tenemos un segundo hijo, cometeremos errores de padres de dos, jajaja… ¡¡Un beso grande!!

  7. Está claro que nunca se hacen las cosas igual con experiencia. Como le decía a Violeta, creo que con el segundo cometeremos nuevos errores, jajaja, es inevitable. Pero ¿y todo lo que se aprende? ¡Un beso fuerte, Marta, y gracias por tu comentario!

  8. Uf, es que en mi caso lo de las visitas me agobió muchísimo. Pero, sabiéndolo de antemano, siempre se puede limitar un poco. ¡ Un beso y gracias por vuestro comentario (y por vuestro premio del otro día)!

  9. ¿En serio, Mariola? Ains, si es que al final todos nos sentimos parecidos aunque parece que de cara al mundo es diferente. ¡¡Un beso y felicidades por tu bebé!!

  10. Totalmente de acuerdo contigo, María. La lactancia es mucho más complicada de lo que parece. Incluso, cuando llevas tiempo dando el pecho, pueden surgir un montón de dudas o salirte grietas igual. Y por supuesto que es muy sacrificado, tiene su parte bonita y también su parte que no lo es tanto.
    En mi caso, Elena cogía peso, pero sé que puede ser algo terrible, preocupación, dudas… Uf, muy duro.
    Y creo que estamos en una época donde las mamás luchan bastante por la lactancia, a pesar de las dificultades que tenemos a veces. En general, no te sueles encontrar a muchas mujeres amamantando y nos sentimos solas, tenemos mil dudas y cada una intenta buscarse la vida y hacerlo lo mejor que puede. Por eso están tan bien los grupos de apoyo, porque entre unas mamis y otras podemos echarnos una mano.
    Ah, y encantada con tu mega-comentario ¿eh? ¡¡Un beso grande!!

  11. Muy buen aporte. Ser padre primerizo no es una tarea fácil. Muchas gracias por compartir los consejos.

  12. german

    ¡Muy interesante!
    Pueden responder esta encuesta sobre las preferencias de los niños por los juguetes?
    nos harían un gran favor
    http://es.surveymonkey.com/s/8YVX2QK
    Gracias! 🙂

Responder a german

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