Ayer, 2 de agosto, se celebró el Día mundial de la Lactancia Materna. En realidad se celebra toda la semana.

Como ya sabéis, es un tema que a día de hoy todavía genera controversia. La revista Time publicó hace poco una portada con una mujer amamantando a un niño de unos cuatro años (con un titular que, supongo, sí buscaba la polémica) lanzando la cuestión de si una es o no lo suficientemente buena madre. Como si cada una no tuviera bastante con lo propio.

Mi experiencia personal es muy buena. De todos modos, a pesar de haber buscado información y haber leído antes de que naciera nuestra hija, al principio me surgieron algunas dudas como lo de cuándo cambiar de pecho, por ejemplo, y reconozco que, aunque os parezca una tontería, no me llevaba muy bien con los discos de lactancia. Se me descolocaban, se me caían… Un desastre. Por suerte pasadas unas semanas se reguló la producción y además me pilló en verano y tampoco importaba tanto si me mojaba un poco.

Pero desde el principio he tenido confianza plena en la lactancia. Supongo que me ayudó mucho el hecho de estar bastante informada de antemano así como el apoyo de mi pareja. Le recomendé  a mi chico que leyera a Laura Gutman para que supiera cómo podía llegar a sentirse y entendiese el nuevo rol que asume el padre en esta situación. Durante los primeros días la única misión de la mamá es cuidar del bebé y la del papá cuidar de la mamá. Él ha estado siempre a mi lado, permitiendo que yo me ocupara de nuestra pequeña mientras él se encargaba de estar más conectado con «el mundo exterior» o de asuntos más cotidianos como traerme un vaso de agua fresca cuando me quedaba «seca». Me lo ha puesto siempre muy fácil.

Así que enseguida empezamos a disfrutar de la lactancia, y así hasta hoy. En mi caso, además, he tenido la suerte de poder trabajar desde casa, por lo que ni siquiera hemos tenido que usar ni un sacaleches ni un biberón. De todas formas, es bastante injusto recomendar lactancia materna exclusiva hasta los seis meses cuando la baja maternal dura tan solo cuatro. Está claro que en este aspecto estamos bastantes atrasados respecto a otros países.
Sabemos que los beneficios de dar el pecho son múltiples. No es solo alimento, también previene al niño de enfermedades, refuerza su sistema inmunológico y supone muchas ventajas a nivel nutricional. No hay que calentarlo, ni prepararlo. Nunca se acaba. Es gratis y encima no te lo puedes olvidar en casa. Además, fomenta el vínculo de la madre con el bebé y le proporciona mayor seguridad y confianza. Muchas veces, cuando mi hija pierde el equilibrio y se cae o se asusta por cualquier cosa, la pongo al pecho y se calma en segundos. ¡Es magia!

Pero es cierto que, igual que a algunas mamás se nos cuestiona por seguir dando el pecho, según el entorno, otras pueden sentirse presionadas. Está claro que dar el pecho tiene que ser algo placentero para ambas partes, nunca obligado. Es lo más natural, por supuesto, pero cada uno tiene sus propias circunstancias y es libre de decidir lo que quiera. Yo no digo que la lactancia artificial sea igual de buena que la lactancia materna, porque no es verdad, pero nadie duda que es mejor dar un biberón a gusto que amamantar de mala gana.

Si una mamá decide no dar el pecho me parece perfecto, escoge lo que a ella le parece mejor. El problema es cuando una mamá desea dar el pecho y no lo consigue. Es muy común escuchar frases como «se quedaba con hambre» o «mi leche no era buena». Como en tantos otros casos, circula mucha información falsa o insuficiente y se fomentan estos pensamientos. No es cierto que una mamá que ha gestado y ha dado a luz a un bebé no tenga leche suficiente para alimentarlo. O al menos no es lo normal sino algo excepcional. Es muy probable que haya habido interferencias (algún biberón, un chupete) o que no se esté amamantando a demanda o que la postura sea incorrecta.

Para ello tenemos los grupos de apoyo a la lactancia. Son grupos gratuitos dotados de una excelente formación para asesorar y apoyar a todas esas mamás cuando nos surgen dudas o complicaciones con la lactancia. Si deseas dar el pecho y te surge algún problema, antes de dejarlo por imposible, te recomiendo que acudas a alguno de estos grupos. Además, tendrás la oportunidad de conocer a otras mamás.
¡Feliz viernes y feliz lactancia a tod@s!

2 comentarios

  1. PILAR

    Me encanta este tema! yo todavía doy de mamar a mi hijo, aunque sólo sea antes de ir a trabajar, pero entiendo y respeto la decisión de cada mujer a hacerlo o no. Lo peor es la desinformación que hay, las leyendas urbanas. Es raro oir lo de ¿todavía le das pecho? es raro, en mi caso sólo tiene 9 meses y medio y ya llevo escuchando eso hace tiempo. Lástima que no pudiera darle lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses por tener que reincorporarme a trabajar, me costó bastante, psicológicamente hablando.
    para mí es una de las mejores cosas de la vida.
    mucho ánimo para todas las mamás y papás. En mi caso también me sentí muy apoyada y arropada por todos en general.

  2. Es que es difícil conciliar la lactancia exclusiva ¡con la baja maternal! ¿No se dan cuenta que no cuadran los tiempos? Yo también disfruto con la lactancia (aunque reconozco alguna vez he tenido alguna pequeña crisis), pero es algo muy especial, algo que solo tú compartes con tu bebé, además de todas las ventajas que tiene.
    ¡Gracias Pilar y un abrazo!

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