Uno de los regalos que nos ha dejado Papá Noël han sido unas pinturas pintacaras. Las estrenamos el otro día y ¡nos lo pasamos bomba!
Empezamos por pintarnos una nariz y unos bigotillos de gato (yo a mi hija y ella amí), pero terminamos haciéndonos garabatos por todo el cuerpo. Luego nos pusimos a remojo y como nuevas, fue muy divertido.
Es una actividad muy sencilla y con la que disfrutamos un montón y que podemos reservar tanto para los aburridos días de lluvia o de frío como para el verano. Eso sí, mejor buscar pinturas hipoalergénicas y fáciles de quitar.
Quizás el próximo día nos animemos con algo más elaborado, parecido a estos diseños de Daizy Design. En su página encontraréis un montón de ideas ¿no son geniales?
¡Feliz lunes!