Vamos a comer sano

Seguro que no os voy a contar nada que no sepáis. Porque sabemos que está ahí, pero no es fácil cambiar nuestros hábitos.

Hace tiempo que vengo haciendo el esfuerzo por mejorar mi alimentación, pero no lo consigo. Reconozco que soy poco disciplinada y además enseguida aparecen los hábitos que han ido haciéndose fuertes durante años y vuelvo a lo de siempre.

Sin embargo, el otro día estuve con algunas de mis compañeras de Kiva magazine en la presentación de Vittalia, la nueva gama de superalimentos de Florette, y me gustó muchísimo la presentación que nos hizo Beatriz Larrea, Healt Coach.

Lo cierto es que la primera parte me resultó algo catastrofista, y sin embargo consiguió que algo hiciera «clic» en mi cerebro. Nos habló de cómo el porcentaje de personas con sobrepeso se ha multiplicado por 500 en los últimos 40 años, o la estrecha relación que existe entre la alimentación y numerosas enfermedades degenerativas. Mala alimentación, sedentarismo, estrés, falta de sueño… Un estilo de vida tóxico que provoca la degeneración de nuestro organismo.

Lo sabemos, y asusta. Por eso es más fácil hacer la vista gorda.

A mí me cuesta mucho, pero sé que si hago un esfuerzo y consigo mejorar algunos de mis hábitos alimentarios no sólo me beneficiaré yo, sino también mi familia que, inevitablemente, está heredando mis malas costumbres.

El azúcar y los alimentos procesados

Los refrescos, las galletas, los dulces, los alimentos procesados… ¿Sabíais que el azúcar es más adictivo incluso que la cocaína? Uno de mis mayores retos ahora mismo es eliminarlo lo máximo posible de mi dieta, y os habla una “monstrua de las galletas” y amante de “caprichos dulces”.

Pero el azúcar no sólo se encuentra en los alimentos que creemos azucarados. El tomate frito, por ejemplo, o los cereales, contienen altos porcentajes de azúcares.

La propuesta de Beatriz es sustituir los procesados por alimentos frescos, como frutas y verduras.

Proteína animal vs Proteína vegetal

Otra reflexión que me pareció muy interesante, se dio en torno al tema de la proteína animal. ¿Como especie, qué deberíamos comer? Sabemos que la naturaleza es sabia de modo que, si lo pensamos, estamos mucho más cerca de parecernos a los monos que a los grandes depredadores y, sin embargo, nos alimentamos como si lo fuéramos.

Nuestro cuerpo no está configurado para procesar la leche de vaca, por ejemplo (que además procede de un animal que puede llegar a pesar unos 400 kilos y, por lo tanto, está bastante lejos de nosotros) ni tanta proteína animal como si fuéramos un león. Más fruta y proteína vegetal (hortalizas, legumbres, frutos secos…).

La dieta mediterránea

La dieta mediterránea es una dieta sana y equilibrada, muy adecuada para acompañar un estilo de vida saludable. Sin embargo, en nuestro día a día y a la hora de la verdad, incluímos en nuestro menú demasiados refrescos, azúcares y todo tipo de alimentos procesados que se alejan del pescado azul, las ensaladas, el aceite de oliva, o las aceitunas, tan típicas y saludables de nuestra maravillosa dieta mediterránea.

Digamos que, si fuese cierto eso de que llevamos una dieta mediterránea, estaría bien, pero ahora hace falta cumplirlo (y acompañarlo de un estilo de vida saludable, con sus horas de sueño, vida activa, ejercicio, índices de estrés bajos, etc.). ¿Suena bien verdad? Pero también sé cuánto cuesta llevarlo a la práctica.

Sin embargo, los beneficios de una dieta saludable son tantos (más energía, peso saludable, belleza por dentro y por fuera, mejora de la calidad de la piel, el pelo y las uñas, claridad mental, longevidad, nivel de vida…) que quizás sea buena idea pasar a la acción ¿verdad?
Yo me lo he propuesto con algo más de firmeza, a ver si logro alguna mejora. ¿Alguien más en la sala se anima?

Feliz viernes y feliz fin de semana. ¡Y a comer sano!