Me da mucha rabia aceptar los convencionalismos o algunas «frases hechas». Es una especie de rebeldía adolescente que me impide reconocer que, a veces, y solo en parte, llevan razón.

Los hijos te cambian la vida.

Bueno, pues sí. Te cambian porque ahora tu vida es diferente de como era antes. Ahora soy mamá y antes no lo era. Es evidente que algo ha cambiado. Pero me cuesta asumir esa connotación latente que parece subrayar algo así como «a partir de ahora, ya no tienes vida, ya no puedes hacer lo que quieras. Tus hijos lo ocupan todo». Pues, en ese punto, ya no estoy tan de acuerdo.

Yo sigo siendo yo y, de hecho, más yo que nunca. Con todos mis miedos mucho más presentes y con mis defectos y mis virtudes a la vista. Es como si fuese yo misma pero amplificada (lo que se conoce comúnmente como súper poderes de madre, vamos). Los hijos son nuestro espejo y, por tanto, cada día nos muestran nuestro propio reflejo.

Pero me siguen gustando las mismas cosas, incluso puede que llegue a darles más valor puesto que ahora mis horarios dependen también de Elena. No estoy dispuesta a asumir que, por ser mamá, no vaya a retomar tantas cosas que me gusta hacer.

Sin embargo, bien es cierto que cada etapa tiene su momento. Y es que, desde que soy mamá, me he sentido algo presionada por volver a mi rutina de siempre. Pero Elena solo va a tener un año, dos y tres una vez en la vida. Y yo no quiero perdérmelo. Ya habrá tiempo de hacer y de retomar, pero ahora QUIERO estar aquí.  Yo no sé si otras mamás necesitan despegarse antes o después de sus bebés, cada uno tiene su propio ritmo y sus circunstancias, pero yo todavía no siento que haya llegado ese momento.

Dice Laura Gutman que el puerperio dura desde el nacimiento hasta los dos años y que en este tiempo hay una completa «fusión emocional» que nos hace sentir desdobladas física y emocionalmente. Es una sensación difícil de explicar y supongo que la duración varía dependiendo de cada mujer.

En ocasiones, he rechazado invitaciones para ir al teatro o a cenar por dos motivos. Primero, porque quiero estar con Elena y no me gusta separarme de ella demasiadas horas y, segundo, porque sigo durmiéndola al pecho y se despierta a ratos, con lo cual ella me necesita. En «horario infantil» (como yo digo), lo que quieras. Me puedo llevar a Elena casi a cualquier sitio y también empiezo a hacer «escapadas» por mi cuenta sin sentirme tan rara.

Pero, por la noche, salvo excepciones, prefiero estar pronto en casa.

A veces las personas de mi entorno no lo entienden. Me hablan de otras mamás que a los cuatro meses de dar a luz ya han retomado su vida de antes y se sorprenden de mi respuesta. Piensan que estoy demasiado apegada a mi bebé, que quizás deba despegarme un poco más o que soy algo exagerada. Sugieren que quizás deba acostumbrar a dormir a Elena de otra forma para tener más libertad o tener más flexibilidad, que tener un niño pequeño no es excusa. No entienden que yo quiera eso.

Claro que no pienso que no se pueda hacer nada más ni que mi vida tenga que estar centrada absolutamente en la crianza, para nada estoy hablando de eso. Lo que me sorprende es que crean que lo mejor para mí sea separarme un poco de Elena. Se presupone que quiero volver a mi mundo de antes pero ¿y si no quiero? ¿significa esto que no soy una mujer del siglo XXI o, por contra, el avance quiere decir que cada uno es libre de escoger qué prefiere hacer en cada momento? Me refiero a que si opto quedarme en casa parece que no soy una mujer moderna, que no he sabido adaptarme, que tengo que obligarme a salir más.

Como os decía, también influye esa rebeldía de negarme a que me digan lo que tengo que hacer. Nunca me ha gustado que los demás decidan por mí. Creo que, la mayor de las veces, sé mejor que ellos qué prefiero para mí. Y es que, por ahora, creo que mi puerperio todavía no ha tocado a su fin.

12 comentarios

  1. Sylvie

    Hola Celia,
    Yo he decidido quedarme en casa mínimo los dos primeros años de mi hijo Teo, mi marido me apoya con la decisión, pero lo más importante es que lo he decidido yo, es mi opción personal. Hay miles de opciones, yo opté también por darle el pecho a demanda día y noche…ahora vienen las presiones para hacer cenas, ir a conciertos por parte de amigos y familiares…siempre con la buena intención de que me despeje…pero siguen sin entender justo lo que tú bien explicas…yo quiero estar para dormirlo…quiero estar cuando se despierte para darle pecho o acunarle…yo simplemente QUIERO ESTAR A SU LADO.
    un beso,Sylvie.

  2. Hola Sylvie, es que es justo lo que dices. Siempre nos lo dicen con buena intención pero, por alguna razón, tienes una especie de conflicto interno, la presión de sentir que tienes que volver a lo de antes cuando por dentro sientes que todavía no es el momento de dar ese paso. Y sobre todo, a mí me pasa que si accedo luego estoy todo el rato apurada y deseando volver a casa intentando no parecer una neurótica, jajaja…
    Un beso!

  3. Sara

    Hola Celia:
    Al considerarte una gran amiga, me gustaría plasmar mi punto de vista sobre la situación.
    Al ser mamá, acabas de conocer a la persona más importante de tu vida. Pero para todos nosotros, tu cambio de vida nos afecta y mucho. Ya no podemos hacer las mismas cosas que hacíamos antes contigo, irnos a cenar, viajar o ir al teatro. Cosas que nos gustaban a las dos. Si proponemos hacer lo que hacíamos antes, no es por no entender que no te guste separarte de Elena o que realmente no te apetezca nada salir, es porque nos apetece seguir disfrutando de ti, de otra forma, esta claro, porque tu vida ha cambiado, pero seguir teniendo a Celia cerca.
    Te quiero mucho.
    SARA

  4. Por supuesto que entiendo que es un cambio que afecta a todo mi entorno, Sara. A lo que me refiero es a ese especie de contradicción interna que tengo por dentro y a esa vocecita interior que irremediablemente tira de mí. Todavía estoy aprendiendo a hacerle caso a mi instinto. Solo digo que cada cosa tiene su momento y simplemente hay que adaptarse, por eso insisto tanto en el «horario infantil», jajaja…
    ¡¡Un beso grande!!

  5. berta

    haz lo que sientas, gente que este «a favor» o «en contra» siempre habrá.
    así que, como no puedes gustar a todo el mundo…
    mejor haz lo que sientas, como minimo no te traicionarás a ti misma.
    y que conste que estoy en el mismo proceso!

  6. Tienes toda la razón, Berta. Lo mejor es hacer lo que uno sienta, aunque no sea lo que guste a todo el mundo. Gracias!

  7. Lucia

    uhhh es lo primero que escribo de tu blog y tus palabras tocaron mi alma.
    cuanta cosa me han dicho, cuanta cosa he pensado, son como repiqueteos en mi mente que cuesta cesar… creo que criar un hijo es tener confianza en uno mismo…y como a mi me falta….
    un beso grande desde Uruguay,
    Lucia, mamá de Luciana de 4 meses

  8. También lo creo, Lucía. Pero tenemos que confiar en nosotras mismas. ¡Un abrazo!

  9. Marta

    Acabo de descubrir tu blog, y me reconozco en cada una de tus entradas, pero esta en concreto me ha llegado al alma, es como si estuviera hablando yo misma. Henar tiene 10 meses y medio y NO QUIERO hacer nada sin ella, para mi y para su papa lo es todo. Es un estado de felicidad que antes no habia conocido y que no quiero que se vaya nunca. He dejado de trabajar para estar con ella, porque no volvera a tener esta edad y asi estaremos hasta que vaya al colegio. Y cuando tenga un hermanito haremos lo mismo. Ser mama y hacer lo que nos dicta nuestro instinto es lo mas maravilloso que me ha pasado en la vida. Te seguire en tu blog, un abrazo¡¡¡¡

  10. Hola Marta. ¡Me alegro de que hagas lo que te dice tu instinto! Yo pienso lo mismo, que esa edad solo podemos vivirla ahora, después será demasiado tarde. No es cuestión de hacer lo que «se supone que está bien visto», sino de, siempre que sea posible, hacer lo que cada uno sienta. ¡Un beso y gracias!

  11. Hola Celia:
    Revisando tu blog (que me chifla) acabo de descubrir esta entrada. Estoy totalmente de acuerdo contigo. Cuando tuve a Nicolás (que ya tiene 5 años) me pasó exactamente lo mismo. No respondía a las llamadas más tarde de las 8 de la tarde, no aceptaba planes en horario «no infantil», le seguí durmiendo al pecho hasta los 2 años y mi entorno tampoco lo entendía. De hecho, mucha gente se alejó de mi, pero la verdad es que me dio igual.
    Manuel tiene 2 años y medio. También le duermo al pecho y tampoco me apetece salir, aunque alguna salida ya he hecho.
    Pero, no me he ido nunca sin los dos, no hemos hecho escapadas de pareja, ni nos vamos los dos al cine. Simplemente no me apetece y creo, que si la gente no lo entiende, por lo menos debería respetarlo.
    Mis amigas se mueren de la risa, porque me dicen que «¿quién soy yo y ómo he cambiado tanto?», porque ni siquiera me planteaba tener niños, y la verdad es que a los suyos, no les he hecho mucho caso, pero ha sido tener los míos y mi mundo ha cambiado. Y estoy feliz con ello.
    Perdona el rollo, pero has dado en mi punto débil.
    Bss

  12. Valeria

    Llegue a tu blog buscando una cocinita para Miranda y me encanta leerle siempre que puedo, hoy mi hija cumple tres y estoy feliz de haber cambiado mi ritmo en post de su crianza. Como me dijo mi obstetra, arquitecta seré siempre, pero mama de un bebe es ahora y pasa muy rápido. Y también disfruto de mi trabajo y mis cosas pero con la prioridad de mi hija por ella y por mi. Feliz de lo que comparto, porque ahora soy mama

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *