Cuando no soy la madre que me gustaría ser

Cuando no soy la madre que me gustaría ser

Muchas veces me parece demasiado difícil. Esto de ser madre, digo.
En ocasiones creo que es una locura el hecho de ejercer sin ningún tipo de «control de calidad», siento que a mí el puesto a veces se me queda grande. Lo digo sobre todo porque aún no me considero suficientemente madura, aún tengo demasiadas cosas que solucionar para ser la referencia de nadie, y mucho menos de esas personitas con cerebros como esponjas que son nuestros hijos.

Digamos que, más a menudo de lo que me gustaría, no me siento demasiado orgullosa del ejemplo que soy para ellos. Aparece precisamente «todo eso» que me gustaría que no saliese nunca a la superficie (y a la vez tan necesario encontrarse) y que es justamente lo que más miedo me da que mis hijos «hereden». Me preocupa mucho la responsabilidad de ser un modelo a seguir para los adultos en que se convertirán mañana.

Anna Angenend. Mom life series
Anna Angenend

Sé que somos humanos y que la mayoría de las veces pensamos que «no pasa nada», pero a mí me cuesta mucho aceptarlo. No me vale que alguien me diga que «lo estoy haciendo bien» porque no lo siento así, porque percibo a menudo comportamientos que me sugieren frustración o «necesidades insatisfechas» y la verdad es que lo llevo fatal.

También es cierto que hay épocas especialmente duras, épocas en las que te gustaría tener cuatro brazos (básicamente porque tienes dos niños y siempre te reclaman los dos a la vez, y entonces desearías tener superpoderes y poder multiplicarte) y que, en mi caso y por mi manera de ser, necesito analizar y verbalizar para colocar en algún lugar. También es verdad que influye la personalidad de cada niño (no sé hasta qué punto por herencia genética o por modelos aprendidos) y, de nuevo en mi caso, es algo que desde el principio he vivido como una carrera de obstáculos en lugar de los cien metros lisos, no sé si sabéis a lo qué me refiero.

Anna Angenend photography, mom life series
Anna Angenend

Siempre he dicho que me siento muy agradecida por todo lo aprendido, por la revolución que ha supuesto para mí la maternidad a nivel personal y por el crecimiento y autoconocimiento que poco a poco voy adquiriendo. Además, me parece que no podría vivirlo de otra forma, una vez tomas consciencia de ciertos aspectos es casi imposible obviarlos y, para colmo, la montaña crece según vas aprendiendo, de manera que siento que cada vez tengo más trabajo por hacer… A veces resulta agotador.

Sin embargo, experimento cierto conflicto interno por no vivir ni pensar la maternidad de una forma tan idílica o facilona como se nos presupone y basada en no sé qué media. No hablo de ser bueno ni malo, de ser mejor ni peor, ni de hacerlo así o asá… Hablo de conectar con tu maternidad y de poder colocarte en algún sitio, donde los errores sirvan de motivación para mejorar y donde no exista la culpa, donde cada uno podamos asumir nuestra mochila para liberar así a nuestros hijos y donde podamos «ser» sin miedo, permitiendo que todo fluya.

Anna Angenend photography, mom life series
Anna Angenend

Mi problema es que noto cómo voy adquiriendo cada vez más consciencia sobre las cosas pero, por desgracia, no evoluciono de manera paralela, sino que tropiezo una y otra vez con la misma piedra y luego me descubro frustrada, por ejemplo cuando saltan de forma automática tantos patrones aprendidos que nos juramos a nosotros mismos no repetir nunca, cuando asoma nuestro niño interior sin recursos para solucionar los conflictos, cuando frenamos las emociones de nuestros hijos, cuando les dirigimos, cuando discutimos delante de ellos, cuando sabemos que nos estamos metiendo en el barro y aún así nos puede el ego y también todas esas veces que ni siquiera sabemos cómo actuar o cuál es la mejor forma de hacer las cosas. En definitiva, cuando no somos el ejemplo que nos gustaría ser.

Somos humanos, es bueno aprender de los errores, sentimos emociones que nos ayudan a encontrar nuestro lugar y seguramente todo sea menos relevante de lo que pensamos, pero hay veces que una siente que no es la madre que le gustaría ser.

Si ya el hecho de convertirse en madre o padre te arrastra a un mar de incertidumbre, cuando de repente te sumerges en la psicología infantil, en la crianza con apego o en intentar resolver esa mochila que cargamos para hacerle menos pesado el camino a nuestros hijos, te ves de pronto desnudo y perdido, dando palos de ciego con las manos vacías y sin saber muy bien por dónde seguir. Supongo que encontrar una nueva fórmula nunca fue fácil.

Perdonad la densidad. A veces simplemente escribirlo me ayuda a colocarlo y entonces todo vuelve a su cauce.

Por cierto, las fotos pertenecen a una divertida serie de imágenes de la fotógrafa Anna Angenend, llamada «Mom Life». ¡Feliz semana y cuidado con el calor!

13 Comments

  1. Que bien lo has expresado, Celia!
    Es un sentimiento compartido, mucho más a menudo de lo que me gusta reconocer.
    Ánimo me da ver que no estoy sola, y ánimo que te mando.
    Un abrazo

  2. Conecto 100% contigo. Cuando adquieres conciencia de lo que quieres sacar de tu mochila, estás ya sometida a la presión de la crianza sin tribu. Sin tiempo para enfrentar cada cosa. Es difícil. Yo lo que me digo es que mis hijas tienen un par de pasitos recorridos más que yo. Y, por los cursos que he hecho, el cambio no se produce de la noche a la mañana, sino paulatinamente, porque una sobrecarga es el principio del fin. Respira y paso a paso

  3. No he podido contener las lágrimas… has hecho una radiografía exacta de como nos sentimos muchas veces. Lo triste es que esta es la realidad y además de serlo, se complica con que el hecho de expresarlo no es lo socialmente aceptable, por lo que el sentimiento de culpa y frustación aumenta. En fin… que muchísimas gracias por ser el reflejo de muchas de nosotras. Es un placer leerte, Celia.

  4. Parece que me has pillado… justo hoy me encuentro con ese sentimiento de culpa… y no es la primera vez… es tan difícil, pero seguro que lo estamos haciendo mejor que la primera vez que tuvimos este sentimiento, seguro… espero. !Aaay madreeee!

  5. Hola Celia!
    La verdad que me ha encantado leerte porque coincido contigo en TOOODO lo que has escrito. Me siento así muchas veces y el sentimiento de culpa es constante. Pero veo que no somos las únicas que no tenemos súper poderes. Estoy con Yolanda, ver que no soy la única que se machaca con esto de la maternidad me ayuda…Mucho ánimo, no estás sola. La verdad que podrían poner en marcha una escuela de padres/madres que nos ayude un poco, porque venga a sacar nuevos estudios, nuevas técnicas para educar a nuestr@s hij@s, a tirar por tierra modelos educativos y tengo la sensación que nos dejan un poco sin recursos, sin saber muy bien qué hacer, porque lo que nos enseñaron a nosotras ahora no vale…y la teoría es muy bonita, pero la práctica…Besos guapa!

  6. Has dado en el clavo de cómo me siento. La culpa me corroe cuando veo, por ejemplo, que el cansancio me puede y no consigo hacer las cosas como me gustaría. Cuando no llego, cuando no soy la mejor versión de mi misma y siento que entonces no soy un buen ejemplo. Tiendo a ser bastante depresiva y me aterra que sea un patrón de comportamiento que pueda ser imitado. Es muy difícil, la tarea más difícil encomiada al ser humano, sin duda.

  7. Ay Celia! Que identificada me siento con tus palabras! que difícil es ser padres y que mal me siento muchas veces cuando ellos ya están dormidos y yo pienso en el día y me doy cuanta de que he metido la pata una vez tras otra…
    Yo cada mañana me propongo hacerlo mejor… Aunque no siempre lo consigo

  8. Primera vez que leo tu blog y doy con una entrada que perfectamente podría haber escrito yo. La de veces que lloro por no saber contenerme y por la frustración al ver lo mal que hago las cosas con mi hijo. Me cuesta asumir que no soy la madre que me gustaría ser.

  9. Y así nos sentimos!!!Ains,difícil de manejar.Nos equivocamos y queremos ser mejores mañana lunes y volverá a salir algo mal…no somos perfectas!!!.Estamos en el camino que escogimos cuando tuvimos claro que criariamos con apego, con total disposición, nada puede ser mejor que seguir intentándolo. Somos vulnerables y es bueno que nuestros niños lo vean,todas las emociones son lícitas dicen los que saben…Me emociono escribiendo!!!Y esa mochila???La podemos abrir??Alguien sabe lo que hay dentro!??Yo no sé psicoanalizarme…y si tengo algo que sanar en mí para que en ella no se repita!??Dudas,dudas…Auxilioooooo!!!Cuándo me necesites…yo estoy en tu situación.
    P.D: Socialmente nada está bien,somos animales de tribu pero vivimos criticando al prójimo!!!Entonces??Se habla poco de sentimientos!!!Todos queremos llamar la atención y demostrar ser mejores…noooo,ningún movimiento ni nombre sabe lo que hay en nuestro corazón, la maternidad es lo más personal del mundo!!!Me callo ya que estoy monopolizando tu blog jajajaja. Gracias por abrirte,mil besos!!!

  10. AYYY…que mezcla de alegría y tristeza leer este post y sus comentarios, tristeza por la frustración de sentirse así y alegría por darme cuenta que no estoy loca…que todo eso que siento cada noche al acostarme pensando todo lo que no he hecho bien con ellos durante el día o peor aún todo lo que debería haber hecho y no he llegado no es producto de mi locura y paranoica maternidad. Encantada de compartir todo esto con vosotras 😉

  11. Cuantas noches de lágrimas por sentirme así! La autocrítica a veces nos pasa una dura factura, pero prefiero seguir siendolo aunque sea incómodo. Animo!

  12. Wow! Lo has descrito a la perfección. La maternidad es aterradora, es un abismo, miedo a lo desconocido, reinventarse por completo, dejar tu anterior vida para empezar otra diferente. Mi hija tiene ahora 7 meses y cada vez que pienso que conforme vaya creciendo se pone más difícil se me ponen los pelos de punta porque no dejo de preguntarme si seré capaz. Como dice otra mamá también padezco de depresión y ansiedad y no quisiera por nada del mundo que mi hija lo sufriese. Cómo evitarlo? Ni idea. Mi conclusión es que hay que vivir el momento e ir dejando el miedo a un lado, cosa nada fácil. Os animo a que expreséis en sociedad como os sentís realmente, que nada os cohiba de decir que a veces la maternidad es una mierda, que escalar el Everest no es nada comparado con esto. Y que aunque amo y adoro a mi hija a veces desearía volver atrás, luego me sonríe y comprendo muchas cosas. Un saludo a todas las mamás perfectamente imperfectas.

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