Ha sido nuestro descubrimiento de esta temporada y, desde que lo conocimos, ya hemos ido varias veces. Es un lugar ideal para hacer una pequeña ruta con niños o dar un agradable paseo en un entorno natural.

Se trata de El Forestal, un maravilloso espacio verde en Villaviciosa de Odón al que se accede desde un pinar cercano al castillo del municipio (que también se puede visitar) y que está considerado como una de las zonas verdes de mayor prestigio de la Comunidad de Madrid. De hecho, fue declarado “Bosque Real” en 1739 por Felipe V.

La primera vez que fuimos, me pareció curioso no haber sabido antes de este bosque, pues es un sitio tan bonito y tan cuidado que me extrañó no haber escuchado nunca antes algo sobre él. Incluso llegué a pensar que se trataba de un lugar secreto porque apenas hay gente, y eso que es precioso y bastante grande. Un misterio, vamos. Es tan tranquilo, que únicamente se escucha el simpático sonido de los pájaros cantando aunque, seguramente por eso, tiene tanto encanto.

Encontraréis gran variedad de árboles como cedros, cipreses, robles, arces o chopos, y una gran diversidad de arbustos y además, si tenéis suerte, quizás podáis ver ardillas o alguna liebre.

La entrada principal se encuentra pegada al castillo, aunque nosotros accedemos siempre desde otra puerta que hay cerca del Centro de Capacitación Agraria.

La primera vez llevamos carrito y nos encontramos algún tramo con escalones pero, de todas formas, no lo hemos recorrido entero y quizás haya rutas más llanas. En nuestro caso casi siempre paseamos entrando a mano derecha porque tiene bastante sombra y se recorre mejor ahora que empieza a hacer hace calor, pero aún nos queda mucho por descubrir.

No es un lugar para pasar el día ni para hacer un picnic, es más para dar una vuelta o un paseo agradable, pero muy muy recomendable. A los niños les encanta.

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Ya me estoy imaginando lo bonito que tiene que estar en otoño. Si tenéis un hueco ¡no dudéis en pasaros!

Su enorme diversidad de especies, por encima de las 350, muchas de ellas protegidas, entre árboles y arbustos, hace que se pueda considerar uno de los bosques más singulares y originales de la Península Ibérica, con una antigüedad en muchas de sus plantaciones que superan el siglo y medio de existencia y su adaptación a estas latitudes; aquí conviven árboles propios del norte peninsular como el tilo o el avellano con especies típicas del sur como el alcornoque y otras traídas de China, como el Ginkgo biloba.

Como animales de caza destacan las liebres, las perdices y hasta algún jabalí (en alguna ocasión se ha colado alguno en el jardín de algún chalet) y últimamente parecen que proliferan las ardillas. Dentro de las aves, el búho real, el carbonero común, la golondrina, el jilguero, la lechuza, el mirlo, el petirrojo, el ruiseñor común y las urracas.

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