Uno de los temas que más me preocupaba durante el embarazo era el parto. La verdad es que confiaba en que todo saliera bien, pero tenía miedo al dolor así que Silvia, nuestra doula, me recomendó este libro, junto con La cartilla para aprender a dar a luz.
Está escrito en primera persona, por Consuelo, y alterna relatos de su recorrido personal y profesional, durante el cual atendió innumerables partos en casa.
Es un relato absolutamente conmovedor y apasionante. Su historia es la de una mujer luchadora y adelantada a su tiempo.
«Me voy a morir con la sensación de haber fracasado, de haber desperdiciado mi vida, de no haber sido comprendida por mis contemporáneos. Me he esforzado en explicar lo que creo y pienso de la forma más clara y sencilla posible, pero ha sido como si hablase otra lengua, como si perteneciese a un mundo distinto».
Fue la primera mujer en España en hablar del «parto sin dolor» y una defensora inclansable de la dignidad y la libertad para las mujeres.
«El dolor ha sido creado e institucionalizado por la ignorancia, y se mantiene porque constituye un formidable instrumento de poder».
En el libro se relatan los desarrollos de distintos partos y nacimientos donde Consuelo ejercía de comadrona, acompañando a las futuras mamás con amor y respeto, «dejando hacer» a la naturaleza, siempre sabia. Confiaba tanto en el proceso natural de parto, que incluso se describe el caso de una mamá que rompió aguas pero como todavía no tenía contracciones decició esperar, respetando los tiempos sin forzar el parto y terminó por dar a luz felizmente ¡¡tres semanas después!!
«Cuando, haciendo prácticas de obstetricia tuve ocasión de presenciar partos, me quedé horrorizada, me pareció que la manera en que éste se llevaba a cabo era indigna de seres racionales. Jamás había pensado ser matrona, pero a la vista del parto sentí algo así como lo que debió sentir San Pablo cuando se cayó del caballo, camino de Damasco, una especie de mandato urgente, de que lo abandonase todo y me dedicase exclusivamente a asistir el parto mejor, a socorrer con urgencia a aquellas pobres e ignorantes mujeres, víctimas de una injusticia social que había convertido en dolorosa, temida, denigrante y, en ocasiones, vergonzosa, la función más hermosa del organismo femenino: el acto de parir».
Sin duda, una mujer valiente, fuerte y con un gran corazón. Un libro enternecedor.