Ahora que se acercan las Navidades, empiezo a pensar en los regalos. Dejando el tema del consumo o la coherencia de celebrar las fiestas aparte (un tema que me ronda la cabeza pensando si es adecuado celebrar una festividad católica cuando no somos creyentes), os engañaría si os dijera que estas fiestas no me encantan.
Pero es verdad que, de alguna forma, empiezo a «marcar límites» a la hora de hacerle regalos a nuestra hija. Como no frenemos un poco, sé que nos vamos a juntar con un mogollón de cosas (a nada que te pongas, entre abuelos, tíos y amigos ya suman bastante) y, ni nos hacen falta porque ya tenemos un montón, ni creo que ella pueda darles valor si tenemos demasiados.
De todas formas, soy una entusiasta de los juguetes, a la niña que vive dentro de mí ¡le apasionan! Pero no me refiero a esos que vienen en los catálogos que tanto abundan estas fechas (bueno… alguna excepción hay, jajaja), sobre todo porque la mayoría de ellos son de plástico, sino a los juguetes hechos a mano, o a los juguetes de cartón, o a los juguetes de madera, o a los de tela. Son infinítamente más bonitos. Tienen otro encanto, son más… «amorosos».
Los juguetes de plástico suelen dar menos juego. Por ejemplo, como ya os conté al hablar sobre la importancia de fomentar la imaginación, los muñecos de tela son mucho más entrañables y ofrecen la posibilidad de desempeñar diferentes roles. Los juguetes demasiado acabados no estimulan la imaginación. Cuanto menos elaborado esté un juguete más «juego» dará, es decir, tendrá la posibilidad de convertirse en muchas más cosas.
Zona libre de plástico
No sé si conocéis el caso de la familia de Sandra Krautwaschl. Hace unos años, en 2009, durante sus vacaciones en Croacia, sus hijos le preguntaron acerca de la procedencia de los restos de plástico que llegaban a la orilla del mar.
Después de ver el documental Plastic Planet, que alerta sobre que ya hay más partículas diminutas de plástico en el océano que plancton (indispensable en la cadena trófica) y su efecto tóxico sobre nuestro cuerpo y sobre el planeta, Sandra decidió que debían realizar un cambio en sus vidas.
El plástico está muy presente en nuestro día a día. Muebles, electrodomésticos, tecnología, juguetes… ¡incluso las tarjetas de crédito! Está claro que es casi imposible vivir sin plástico en nuestra sociedad a día de hoy, pero sí podemos evitar hacerlo de forma indiscriminada.
Así que, con ayuda de su marido y sus tres hijos, Sandra sacó a la calle todos los productos de plástico que tenían en casa y, lo que iba a ser un proyecto de un mes, se convirtió en su nueva forma de vida y la publicación de un libro titulado «Plastikfreie Zone» (Zona libre de plástico, en alemán) relatando toda la experiencia y alertando sobre el plástico y los peligros de su uso a largo plazo.
Además, asegura que han ahorrado mucho dinero con la inciativa pues, a pesar de que algunos artículos son más caros, la forma de consumirlos ha cambiado mucho y ya no adquieren productos innecesarios. Son de mejor calidad, pero menos numerosos.
Mejor sin plástico
Nosotros, para empezar, queremos limitar el plástico en los juguetes en casa. Los juguetes de plástico no tienen el mismo tacto, ni el mismo peso, ni merecen el mismo cuidado que un juguete de madera, por ejemplo.
Además, no todo es comprar. Hay un montón de cosas que se pueden hacer como juguetes de cartón, de tela, de fieltro… Y no solo fabricar, también podemos reutilizar. Yo, por ejemplo, tengo guardados varios juguetes de cuando era pequeña. Este verano ya recuperamos un Nenuco y en casa de los abuelos hay cajas con un montón de Lego, Tente y Playmobil que sacaré cuando nuestra hija sea un poco más mayor. Tengo también escondidas dos camitas de madera que nos trajeron los Reyes Magos hace un montón de años y puede que aproveche estas Navidades para volver a darles uso.
De todas formas, tengo apuntadas un par de tiendas que he descubierto en la red con cositas maravillosas. Os contaré todo estos días.
Feliz viernes ¡y que tengáis un buen fin de semana! Nos vemos en el Handay.
Hola!! te leo desde hace un tiempo…
Estoy de acuerdo contigo en lo que respecta a los juguetes… en esta época los niños reciben muchos y con algunos apenas jugarán.. creo que vale la pena comprar juguetes de madera que a primera vista pueden parecer más caros pero pueden durar más… además son preciosos!
Ayer mismo cayó en mis manos el catálogo de «eurekakids» donde tienen juguetes educativos y didácticos..y muchos son de madera!!
Saludos
Hola Rebeca!! Yo también lo creo, aunque sean un poco más caros, es mejor no tener tantos pero que sean de otros materiales. Por cierto, me encanta Eurekakids!
Totalmente cierto. Desde luego es un cambio de mentalidad para todo nuestro circulo familiar. Yo también estoy haciendo limpieza de plásticos en los juguetes de Lucía, hemos pedido a «los reyes» que los juguetes que traigan no solo sean educativos (nada de trozos de plástico imnemsos que solo hacen que ocupar espacio, aparcar a un lado la imaginación que desbordan nuestros pequeños y acabar arrinconados a los dos dias porque simplemente no dan más de sí) sino que sea de materiales que la niña pueda apreciar y que le duren. En el fondo los niños quieren hacer lo que nosotros y desde luego nosotros ni tenemos la cocina de plástico, sino de madera ni los platos de plástico, ni la casa de plástico, ni somos de plástico. Lo difícil será convencer al resto de la familia que les cuesta entender que hay que comprar menos pero de mejor calidad y que lo que queremos lo podrían conseguir mucho más barato si lo compran de plástico. Pero cuando vean la utilidad que le dan espero que cambien de opinión. Por suerte són muchas las tiendas on-line o no que disponen de juguetes creativos sin utilizar plástico.
Nosotros también estamos haciendo «limpia» de juguetes de plástico, Silvia. Por eso quiero empezar desde ahora, que Elena es pequeña, a cambiar los hábitos y que nuestro entorno también se conciencie.
Porque es verdad que no tiene la misma utilidad un juguete de plástico que uno de trapo o de madera. No es cuestión de tener un montón de juguetes, cuantos más mejor, sino de que tengan un valor, de que sirvan para divertirse y que dejen la puerta abierta a la imaginación.
Hola Celia:
Felicidades por tu blog. Acabo de aterrizar en él por casualidad y veo que lo haré más a menudo.
Me gustaría compartir contigo estas dos entradas para ver qué te parecen:
http://molibeamama.blogspot.com.es/2013/04/las-comparaciones-no-siempre-son-odiosas.html
http://molibeamama.blogspot.com.es/2013/04/un-canto-los-juguetes-polivalentes.html
Un abrazo,
Mamá et Mère
Ay, gracias por compartir los enlaces, me han parecido muy interesantes los dos. Si te parece los comparto ¡¡y muchas gracias por tu comentario!!
Totalmente de acuerdo! Nosotros ya estuvimos empezando a comprar juguetes hechos con materiales respetuosos con el medio ambiente hace unos años, y la verdad es que no nos arrepentimos para nada! Una tienda que me gusta especialmente es Eurekakids, no sé si la conocéis pero tienen cosas muy chulas. Me gustan especialmente los juguetes de madera 😀
Silvia
Claro que la conozco, soy fan, jajaja. A nosotros nos pasa igual, ¡gracias por tu comentario!
Creo que cada vez somos más mamis y papis los que nos preocupamos por que nuestros hijos se diviertan con juguetes de calidad, sencillos y naturales y a ser posible, reciclados.
Os recomiendo esta web http://www.iloveecotoys.com
Un abrazo!
Y yo que pensaba que no me había saltado ningún post!
Estoy totalmente de acuerdo contigo; nosotros tampoco compramos nada, o casi nada de plástico y la verdad es que Bichita juega mucho mas con la madera y el cartón; no se si será el tacto, pero a ella le encanta y como nos mudamos muchos, preferimos tener poquito pero de buena calidad.
Hace poquito escribí un post con los juguetes de madera que tenemos en su lista de deseos y la verdad es que son mucho mas bonitos que los que vemos actualmente en las tiendas.
Un abrazo,
Noe
Tienes mucha razón en lo que comentas. Está bien que los niños se diviertan con los juguetes, esa es su finalidad para qué nos vamos a engañar, pero con la amplia oferta que hay hoy en día es muy fácil compaginar la diversión con el aprendizaje. Y creedme, entretener a nuestros peques con juguetes educativos es algo que agradecerán en un futuro.