Estaba el otro día mirando ropa en una tienda de niños y, al darme la vuelta, me encontré con una estantería llena de cacharros para bebé que no había visto en mi vida. Ni siquiera sé para qué servían.
La verdad es que, al tener la suerte de seguir dándole teta a Elena, nos hemos ahorrado una pasta. No lo digo de modo presuntuoso, sino como reflexión sobre lo bien pensado que lo tiene la industria para bebés.
Saben perfectamente que los padres somos un buen filón y, para qué nos vamos a engañar, se aprovechan. Biberones, tetinas, esterilizadores, chupetes, cambiadores, ambientadores, tronas, andadores, cremas, colonias, toallitas sin perfume, toallitas con perfume, suplementos, vitaminas y un sinfín de accesorios sin los que no podríamos vivir. ¿Realmente sale tan caro tener un bebé? ¿Somos peores padres si no tenemos todo eso?
Necesidades básicas
Por supuesto que nosotros somos los primeros que hemos caído a veces en las malévolas manos del consumo, es lo que pasa cuando eres novato. Y, como además de calidad, aprovechas la compra para encontrar productos que sean al mismo tiempo divertidos, educativos y que estimulen el desarrollo del niño, entiendes que al final el precio sea un poco más elevado. Lo que ocurre es que, generalmente, confundimos las necesidades básicas con algunos sustituvos como son el resto de accesorios y complementos secundarios.
Me da rabia porque en ocasiones podemos pensar que gastarse el dinero en una doula, por ejemplo, es demasiado caro pero después desembolsamos una fortuna por el carrito de moda, cuando en realidad el acompañamiento emocional es muchísimo más importante que presumir de marca ¿verdad?
Ya digo que soy la primera que se vuelve loca cuando entra en una tienda de juguetes tipo «Dideco» o «Lobo feliz» pero, poco a poco, me voy acostumbrando a repasar mentalmente lo que tenemos en casa y a pensar si realmente es un gasto innecesario antes de comprar (que no digo que de vez en cuando esté de más darse un capricho ¿eh? Que sin caprichos la vida sería muy aburrida, jiji…).
Lo más útil para nosotros
Pero, según pasan los meses, te das cuenta de tooodas esas cosas inútiles que se terminan acumulando en el trastero de casa. Ya os he contado alguna vez que nosotros aún tenemos prácticamente intacta la cuna de Elena (aunque espero que en unos meses le saquemos por fin provecho. Por ahora está adosada a nuestra cama y el siguiente paso es que Elena se duerma en ella ;)).
Realmente, los complementos que más hemos rentabilizado han sido el fular y la mochila (amortizadísimos y salvavidas en numerosas ocasiones), la bañera anticólicos y la bañera que tenemos ahora (de ésas que tienen patas y que después metes directamente en la bañera grande de casa) y ya. Sí, yo creo que nada más. Bueno, aparte de la ropa y los pañales, claro.
Cuánto cuesta tener un bebé
Muchas veces los amigos que no tienen hijos nos preguntan que cómo nos apañamos con las cuentas teniendo un bebé, pero en realidad yo no he notado mucha diferencia. En primer lugar, la lactancia materna sale muy barata (incluso la matrona nos contó en las clases de preparación al parto que, con la crisis, había aumentado bastante la cantidad de mamás que amamantaban a sus bebés y durante más tiempo) y como Elena no va a la guardería, tampoco notamos ese gasto. La fase de los purés y los potitos también nos la saltamos. Como ya os conté aquí, hicimos la transición directamente de la teta al sólido (y realmente es mucho más sencillo y fácil de lo que parece, aunque se guarrea bastante claro). Así que en definitiva supongo que el único gasto extra que podemos notar al mes son los pañales (quisimos probar con los pañales de tela pero fue un intento frustrado) y algo de ropa que vamos comprando. Nada más.
Me da rabia porque, a veces, cuando tomas un poco de perspectiva y ves que eres el blanco de la gran industria del bebé, te sientes estafado. Que si necesitas esto, que si esto otro te va a venir muy bien… Y dejamos en segundo plano cosas tan importantes como el tiempo que pasamos con nuestros hijos. Al menos es lo que a mí me pasa.
¡Feliz lunes y feliz comienzo de semana!
Estoy totalmente de acuerdo contigo. El mundo del bebé también es un gran mundo consumista, puedes gastar todo lo que quieras, y eso que sus necesidades pueden estar cubiertas con muy poquito dinero, la tetita es la mejor opción, si se puede, claro, (Carlos Gonzalez diría que siempre se puede con un poco de información), desde luego que dar el pecho es la mejor opción tanto para ellos como para nuestro bolsillo en tiempos de crisis, adiós a la leche en polvo, a las tetinas, biberones..etc… De la teta directo al bocata de jamón…. Y no es tan exagerado, el mío también pasó del pecho a comer sólidos.
Felicidades por tu Blog!! un saludo.
Nosotros, por cuestiones de espacio, ya pensamos prescindir de muchos accesorios que no son realmente necesarios, Pero es que el negocio de los bebés y el de las bodas están ideados a la perfección para jugar con nuestros gustos sentimientos y emociones y sacarnos los cuartos por todas partes.
Muy cierto!… a veces nos vemos avasallados con tantas cosas, y creemos que si no lo compramos somos malos padres. Es un buen ejercicio reconocer y repasar mentalmente qué es lo necesario de verdad. Lo que pasa también es que, aveces, hay padres que suplen la falencia de afecto con cosas materiales, creyendo que de ese modo harán un gran bien en la educación de su hijo. No digo que las cosas materiales no sean necesarias, pero la mayoría de las veces nuestros hijos valoran más un acompañamiento fuerte y amoroso, aunque tarden muchos años en darse cuenta. Un saludo desde Argentina!. http://lasillamecedora.blogspot.com
Impresionante… yo veo la diferencia con mi segundo niño, con el primero caí en muchísimas de esas trampas consumistas… ahora prescindí de la mayoría de cosas (diría que necesario en verdad son. cuna y corralito los primeros meses, bañera, pocos juguetes, pañales y ropa por supuesto, jabón neutro, cremita por si se irrita), hasta me parece que este niño ha crecido más sano y feliz que el mayor…
Eso, directo al bocata de jamón, jajaja… Y lo bueno de la teta es que no hay que calentarlo, ni preparalo, nunca se acaba y ¡no te lo puedes olvidar en casa! Gracias por tu comentario, Yolanda.
Uy, de las bodas no tenemos experiencia, pero seguro que si te dejas llevar… Siendo un poco más consciente, siempre compras con más cabeza. Nos encanta veros por aquí, Planeando ser padres. ¡¡Esperamos que lo estéis llevando fenomenal!!
Totalmente de acuerdo contigo, Fernanda. Ni necesitamos todo lo que nos hacen creer ni la compañía y el cariño que necesitan nuestros pequeños se puede sustituir con cosas materiales. ¡Gracias por tu comentario!
Sí, supongo que con el segundo ya no vuelves a caer en los mismos errores y sabes que a muchas cosas al final no se les saca suficiente provecho y eran más prescindibles. ¡Gracias por tu comentario, Koral!
Hola! Ya sé que ha pasado bastante tiempo desde este post, pero recién descubro tu blog y me encantó esta publicación. Yo tengo 16 semanas de mi primer embarazo, y el trabajo está con bastante tiempo libre, así que ya voy camino a la ruina con las compras! (En verdad me contengo bastante, que si hubiese sacado la tarjeta para cada cosa linda e «imprescindible» ya estoy en la calle). Me interesó particularmente tu comentario que intentaste los pañales de tela, pero no te funcionaron. Yo tengo la intención de probar, y hasta ahora me he encontrado con opiniones favorables, así que me encantaría saber por qué no te funcionaron. Un besote
Hola Jimena! Sí, es difícil no caer a veces, lo cierto es que hay cosas muy chulis para bebés…
En cuanto a los pañales de tela también tengo muy buenas referencias, solo que en nuestro caso personal no sé, no nos hicimos, quizás porque estábamos ya demasiado acostumbrados a los deshechables, quién sabe. Un beso!