Si me llegan a decir hace unos años que iba a dar a luz a mi segundo bebé en casa por voluntad propia, no sé lo que hubiera pensado…
Mi anterior experiencia no fue del todo buena. Nuestra primera hija nació en el hospital y además de que, entre otras cosas, no me sentí demasiado cómoda con el personal que me asistió, me hicieron la maniobra de Kristeller y eso terminó de hacerme sentir impotente en un momento tan especial.
El caso es que, esta vez, la idea me rondaba la cabeza pero no me sentía del todo capaz. Los relatos que me llegaban de otros partos en casa de algunas mamás conocidas me parecían maravillosos pero no tenía claro que eso fuese para mí, no sabía si podría conseguirlo. Después de mi parto anterior, lo que más temía era al dolor y, sin embargo, y casi sin querer, todo me fue llevando hasta allí.
Tenía claro que esta vez también deseaba contar una doula a mi lado así que, como Silvia ahora vive fuera de Madrid, quedé con Paca para charlar. Paca me habló de Anabel (matrona de Ancara Perinatal) y, unos días más tarde, quedé con ella para contarle mi experiencia pasada y para que me explicase cómo trabajaban. Anabel me encantó desde el minuto cero y, poco a poco, en esos días, me fui dando cuenta de que, a pesar del miedo, quería intentar tener a mi bebé en casa. Quería vivir esa experiencia. Quería tener el parto que la otra vez «me robaron» y ser la protagonista del mismo, y no una mera espectadora. Además, siempre existía la opción de ir al hospital en caso de que no me sintiese segura en el momento del parto.
Las semanas previas
A partir de la semana 37, Anabel, Paca y Aythami (otra matrona más) nos visitaron en casa para conocernos mejor, para conocer a nuestra hija mayor y para conocer nuestra casa y poder desenvolverse sin problema llegado el día.
Nuestra pequeña conectó muy bien con ellas (aunque supongo que les pasará a todos los niños, porque son encantadoras) y a mí me hacían sentir profundamente protegida y segura. Desde ese día (llegados a la semana 37, cuando el parto se puede desencadenar en cualquier momento) podíamos escribirlas o llamarlas a cualquier hora para preguntarles o consultarles lo que fuese y eso siempre te da mucha tranquilidad. Mucha.
El día del parto
Era la tarde del 4 de enero (hace escasas tres semanas, aunque ahora me parezca más lejano) y empezó a molestarme la parte baja del vientre. Escribí a Aythami y me dijo que le fuera contando cómo avanzaba el asunto, pero yo tenía sueño y le comenté que, en principio, intentaría dormir.
Nuestra hija ya estaba acostada y las contracciones seguían. A pesar de ser cada tres minutos, yo no estaba del todo segura de estar de parto pero, por si acaso, subimos la piscina que teníamos escondida en el trastero y terminamos de envolver los regalos de Reyes para dejar todo listo. Ya que yo no me podía dormir, mi chico y yo nos pusimos a recoger la casa y, de pronto, rompí aguas. Aythami me escribió diciendo que Anabel y Paca venían de camino.
Llegaron sobre las dos de la mañana y Anabel me dijo que estaba de 3 centímetros y que se acostarían un rato mientras aquello avanzaba. Yo me vine abajo. «¿¿De tres centímetros nada más?? Yo no voy a ser capaz de aguantar hasta el final…».
Todos dormían, y yo me dedicaba a pasear por casa, arriba y abajo. Entre contracción y contracción, intentaba acurrucarme y cerrar los ojos porque me pesaba mucho el sueño pero, evidentemente, no conseguía dormirme del todo.
Empecé a estar incómoda y le dije mi chico que me iba a dar un baño caliente. Eso me alivió un poco pero, al poco, le pedí que llamara a Paca. Empezaba a estar bastante inquieta. Poco después decidí salirme de la bañera y el dolor empezó a hacerse cada vez más intenso. Yo seguía pensando que no iba a aguantar y entonces despertaron a Anabel («a ver si te da una alegría», me dijo Paca) y, efectivamente ¡ya estaba de 9! ¡Qué subidón!
Prepararon la piscina de partos en el salón y yo ya no podía evitar gritar un poco durante cada contracción. Estaba agobiada pero de nuevo Anabel me miró a los ojos y me dijo «Celia, éste es tu máximo de dolor, ya no te va a doler más» y Paca me contó después que en ese momento me cambió la cara. La verdad es que esas palabras me calmaron muchísimo. Saber que aquello no iría a más me tranquilizó enormemente y, además, ya estábamos muy cerca del final.
El expulsivo
Me metí en la piscina y Anabel me dijo que el bebé ya iba a nacer. Iba todo muy rápido y yo ya no podía evitar gritar a pleno pulmón. Justo en ese momento, apareció nuestra pequeña llorando en brazos de Paca. La pobre se había despertado con tanto grito pero pronto se tranquilizó.
Entonces viví una de las experiencias más potentes de mi vida. Noté cómo la cabeza de nuestro bebé bajaba, sentí unas ganas irrefrenables de empujar, sentí el aro de fuego del que tanto había oído hablar (y que me esperaba mucho peor), noté cómo se me abría la pelvis y noté cómo mi bebé nacía bajo el agua. Primero la cabeza y después su cuerpecito, para terminar en mis brazos rodeado del amor de su papá, de su hermana mayor y de un equipo de diez que me hizo sentir «como en casa».
Salí de la bañera y me recosté en el sofá, donde alumbré la placenta. Nuestra hija mayor la miraba con curiosidad. «Ésta es la casita del bebé», le decía Anabel. «¿Quieres cortar el cordón?» Ella no quiso, pero lo miraba todo con gran asombro y naturalidad al mismo tiempo.
Nuestro bebé nació a las cinco y diez de la madrugada, así que en sólo tres horas pasé de estar al inicio de la dilatación a dar a luz a mi precioso bebé.
Las primeras horas
Después nos metimos en la cama. Yo me sentía inmensamente feliz, escandalosamente bien, borracha de oxitocina. Me trajeron varias tostadas con mermelada y un riquísimo zumo de furtas batido con un trozo de placenta (en mi vida hubiese pensado que comería algo así, pero es muy bueno y además, con el zumo, no lo notas. Se trata sólo un pedazo, un trocito muy pequeño, como una almendra).
Mientras yo descansaba, ellas se encargaron de recogerlo todo, de limpiar, de poner la lavadora y de dejar la casa como si nada hubiese pasado. Desde la habitación, escuchaba a mi hija mayor hablar con ellas mientras desayunaban y de vez en cuando venía corriendo hasta la cama para contarme algo y acariciar al bebé. Anabel y Paca se marcharon y nosotros nos dormimos un rato. Y desde entonces somos cuatro en casa.
Los niños en el parto
Nuestra hija ya sabía que su hermano iba a nacer en casa, en la piscina. Se lo habíamos explicado todo y, después de leer el precioso cuento «Hola bebé», de Jenni Overeno, me decía «Mamá, cuando nazca el bebé tú puedes gritar». Lo tenía muy integrado.
Quizás parezca que un parto no es lugar para un niño y, sin embargo, ellos lo viven todo con mucha más naturalidad de lo que nos creemos. Es importante no obligarles si no quieren, pero al mismo tiempo permitirles participar si lo desean.
Recuerdo que hace unos meses escribí el post titulado «¿Los hermanos mayores en el parto?» y en ese momento yo aún no lo sabía, pero yo ya estaba embarazada… Todavía no puedo creer que aquel deseo, al final, se haya cumplido.
Posparto
Además de las semanas previas y del parto, Anabel, Paca y Aythami, se encargaron en los días siguientes y durante estas semanas de hacernos todas las pruebas y revisiones a Guile y a mí.
Es comodísimo porque ni siquiera tienes que acercarte al centro de salud. La prueba del talón, por ejemplo, nos la hizo Anabel mientras el bebé mamaba y casi ni se enteró. Es un gustazo poder hacer las cosas así, tan fáciles.
Aunque parezca una evidencia, lo mejor de dar a luz en casa, es que estás en casa.
El equipo de Ancara Perinatal
Sólo tengo palabras de agradecimiento para estas tres grandes mujeres. Ha sido un lujazo poder contar con ellas en un momento tan especial y mágico. Nos han hecho sentir «como en casa», arropados, comprendidos y seguros. Grandísimas profesionales y de aún mayor calidad humana.
Anabel es la combinación perfecta. Sabe transmitir confianza y seguridad y, al mismo tiempo, es una persona súper cercana. Paca es todo paz y amor, imposible no sentirte un poco más «zen» a su lado. Y Aythami la empatía y la tranquilidad de que estás en buenas manos.
Ha sido un auténtico placer.
Para terminar os diré que, en conclusión, ha sido una experiencia increíble. Que aunque parezca una valiente por haber dado a luz en casa es precisamente al revés. En casa es todo más fácil, más íntimo y más personalizado.
A día de hoy, los vecinos no se han pronunciado aunque, con los gritos que pegué, estábamos seguros de que llamaría a la puerta por lo menos la policía. Y es que, hasta que ha nacido nuestro bebé, todo ha sido un secreto.
Que emocionante Celia!! me ha encantado!! a ver si me pongo yo a contar el mío por aquí también 🙂
un abrazo grande a los 4!
¡Me ha encantado! Has sido una campeona y valiente al ofrecer a Guille la mejor de las bienvenidas, en su casa y rodeado de su familia! Enhorabuena de nuevo.
Ah! Y gracias por el relato, me anima a plantearme la posibilidad de parir en casa.
Me ha emocionado muchisimo tu relato de tu experiencia de tu parto en casa! Menuda experiencia mas preciosa! Creo que a ser posible debe ser de la mejor manera y mas natural de dar a luz.
Enhorabuena!
Enhorabuena Celia!
Me ha emocionado muchísimo tu relato. Hace unos meses vi un video de un parto en casa y fue tal cual has contado…creo q de las experiencias más bonitas y emocionantes que he oído.
Me alegro de que todo haya ido bien…y de que hayas sido tan valiente de sobreponerte al miedo, que puede que sea uno de los grandes enemigos del ser humano!
1abrazo
Emocionante! Que bonito! Y que valiente eres haciendo lo que has hecho!!! Felicidades familia, sois únicos! Muak!
Hola Celia, he descubierto tu blog hace poco y me encanta. Yo tengo un niñó de casi 3 años y me estoy planteando muy seriamente, cuando tenga el segundo, parir en casa. Me estoy informando y leyendo muchos libros, blogs, etc. Tu post me ha emocionada, me encantaría algún día poder escribirlo yo igual… me siento muy identificada contigo. Gracias por contárnoslo, ayudas a muchas como yo a ser más «valientes» e ir contra corriente (ojalá no fuera así pero por desgracia lo es). Besos y felicidades!!!!!
Sí Bea, tienes que publicar el tuyo que es precioso!! Un besazo!
De verdad que no tan valiente. Valiente es ir al hospital, jajaja… La verdad es que yo me animé gracias a otros relatos que leí, por eso he querido compartirlo 🙂
Muchas gracias Rosa, la verdad es que sí que ha sido toda una experiencia…
Yo antes me sentía incapaz de ver un parto, y ahora un nacimiento en casa me parece una cosa preciosa (la de vueltas que da la vida, jeje). Muchas gracias Estrella y un besazo!!
Ay, gracias Patricia. Lo cierto es que ahora que lo he vivido me siento muy contenta de haber tomado la decisión y de haber vivido esta experiencia. Un beso!
Yo hace meses pensaba igual, que me gustaban los relatos de partos y que en el fondo me gustaría vivir algo así y… ¡se ha cumplido! Eso quiere decir que algo dentro de ti ya se está moviendo, ojalá puedas vivir la experiencia. Gracias Vinyet y un beso!
http://www.change.org/es/peticiones/sra-mato-no-provoque-mas-dolor
por favor, entrad en este enlace, leed y si estais de acuerdo, firmad, nosotras también deseamos una maternidad, aunque sea diferente, ¡muchas gracias por vuestra atención y ayuda!
Yo no sé si me atrevería a dar a luz en casa, porque la verdad es que mi experiencia en el hospital fue buenísima. Pero tal y como describes tu parto, no parece algo tan complicado ni dramático esto de tener a un bebé en casa, como se ha hecho toda la vida. Ahora pienso como tú hace unos años, que no sería capaz de hacerlo, pero llegado el momento de un nuevo embarazo ¡quizás cambie de opinión radicalmente!
Hola guapetona,
Me ha encantado leer tu experiencia y lo bien que te fue.
Realmente me alegro muchísimo por vosotros!
Un besazo
noelia
Hola! Acabo de descubrir tu blog y me ha enganchado! La verdad, me pasa muy pocas veces jeje.
Enhorabuena por tu maternidad y ese parto tan maravilloso!
Un beso!
Tú sabes , tú puedes y juntos lo habéis hecho.¡ Me hace muy feliz vuestro bello encuentro! Gracias por acercarnos la belleza de lo sencillo y natural.Un besazo enorme a los cuatro
Debe ser impresionante un parto como los de antes en casa, con una comadrona.
Alucinante Celia!!! Me ha encantado y emocionada. Yo no se si hubiera sudo capaz, aunque lo pensé porque tuoe una primera cesarea un poco chunga e inesperada, menos mal que me resarci con un segundo parto muy bueno.
Enhorabuena, de verdad. Da gusto leerte.
Un beso. Cristina
Celia, acabo de topar con tu blog y me encanta. Yo también parí en casa con Anabel y su equipo. Son las mejores. Aquí te dejo mi relato http://cantandoamama.com/mi-relato-de-parto/
Un fuerte abrazo!
Me ha encantado el relato! Yo soy mamá de un bebé de 17 meses y, aunque mi parto no fue del todo malo, la verdad es que me maravilla ver cómo ha sido el tuyo.
¿Cómo conseguiste decidirte por un parto en casa? ¿Cómo venciste la presión externa, las críticas ajenas?
Me emociono … mucho. No he podido evitarlo. Gracias por compartirlo.
Qué gran relato y bonita historia. Ayudará a ver las cosas de otra manera y a plantearlo seriamente, esta cantidad de sentimientos juntos deberían ser más bien obligados! Así que muchas gracias por contarlo 🙂
Jo Celia, no sabes como te tranquiliza tu post! Me quedan 4 días para salir de cuentas y estoy de los nervios por no saber lo que me espera… Aunque en mi caso no sea en mi casa, creo que va a ser muy parecido. Yo vivo en Edimburgo y aquí tengo la opción de hacerlo en el agua en el hospital público, que es lo que pretendo si todo va bien. Luego, los primeros diez días de vida del bebé es la matrona la que va a tu casa para hacer todas las pruebas y ayudarte en todo lo que necesitas. La gente me pregunta ¿y por qué no vienes a dar a luz a España? pues sinceramente, por todas estas pequeñas cosas…
Espero tener tu suerte y que haya pasado todo en tres horas. En los casos de mi madre fue así y dicen que eso se hereda, no? 😉
Muchos besos y un aplauso por lo valiente que fuiste!
Anda no sabía que habías parido en casa… ays… esa espinita que me queda clavada. Yo quise con Lucas pero no me atreví. Buscamos un hospital amigo de los niños. Fue muy bonito. Pero… cuanto miedo tenía yo… y supongo que él también, porque después de muchas horas fue cesárea. Para Martín me dio miedo parir en casa… después de la cesárea. Pero todo fue distinto, ya sabía lo que era, me preparé, visualicé, conocí a Esther aquí en Asturias de la Asociación 10 Lunas. Persona maravillosa. Volvimos a Jarrio. Aguante lo que pude antes de entrar por la puerta del hospital… parir en casa supongo que es distinto… pero en lo del máximo dolor y que parece que no puedes más… creo que puedo entenderte. Y en ese momento algo pasa en nuestro cuerpo. Porque no recuerdo más dolor que ese… Y estamos preparadas para ello, y lo aguantamos y… es más… yo creo que hasta en ese punto estamos medio colocadas… jajaja. Fue maravilloso poder parir y sobre todo ser consciente de que en el parto nos enfrentamos a muchos miedos, algunos conocidos y algún otro que arrastramos de nuestro propio nacimiento… Me ha encantado leerte. Un abrazo….
Estoy dando de mamar a mi hija y a la vez leyendote. No puedo contenernlas lagrimas…… cualquier parto me emociona recordando los mios
Estoy llorando. Que bonito!! Yo tuve un parto todo lo contrario de lo que hubiera deseado, todo al revés. Han pasado 8 meses y todavía lloró al recordarlo. Estoy deseando tener otro bebé para poder quitarme esa espinita, poder elegir yo y que todo sea lo más natural posible. Felicidades!!
Dar a Luz en casa es lo más…si todo va bien es una bendición increíble. Yo parí en casa a mis cuatro hijos mayores, luego hubo un pequeñín que venía con problemas y nadie me quiso atender un parto domiciliario, después una pérdida de 14 semanas que también viví en casa y por último mi pequeño Yago que llegó al mundo hace 10 meses en un hospital. Esta vez no nació en casa pues no nos lo podíamos permitir económicamente y nació en la habitación del hospital (no bajamos ni al paritorio ja,ja…y casi lo tuvimos mi marido y yo solos) Aún así, aunque fue un parto en el que no me cogieron ni vía, ni hubo ninguna intervención…no tiene nada que ver con tener a tu hijo en casa. Pero…es la vida…
Enhorabuena y un abrazo.