Nos encontramos en plena búsqueda de colegio para nuestra hija. A veces más animados, a veces menos… Nunca pensé que fuera tan complicado escoger uno (aunque ya me lo habían advertido).
Desde que empecé a interesarme por la crianza con apego y tras aquella maravillosa charla de David Plà o después de visitar Alavida, me cuesta encontrar algo que se ajuste a nuestras necesidades. Nos hemos interesado por varios proyectos y, sin embargo, a día de hoy, aún no sabemos si el curso que viene vamos a escolarizar o no.
Tengo claro que todo no puede ser, pero he pensado que estaría bien plasmar aquello que me gustaría que tuviera el lugar que elijamos para tener un listado de referencia y así sopesar con mayor facilidad a la hora de decidirnos.
Estos son los 15 requisitos que me gustaría que cumpliera.
1. Entorno natural
El otro día pasé delante de un colegio hormigonado de pies a cabeza y con verja. Mmm… eso no. Me gustaría que estuviera en un entorno natural o que, al menos, tuviese árboles y espacio verde. Me parece básico que los pequeños puedan correr, saltar, trepar a los árboles, conocer la naturaleza, experimentar y tener suficiente espacio libre para moverse.
También podría tener un huerto y una pequeña granja con gallinas o conejos o animales pequeños que los niños pudieran cuidar.
2. Cerca de casa
A estas alturas, pienso que este punto es casi imposible, a no ser que nos mudemos de casa (aunque no es algo que hayamos descartado del todo). Sería ideal poder ir andando desde casa, siempre es un engorro tener que meterles impepinablemente en el coche cada día.
Cuando visitamos el colegio Waldorf de Aravaca, nos dijeron algo que me gustó mucho. En el caso de que tengamos que ir en coche hasta el colegio, al menos no aparquemos en la puerta, sino cien o doscientos metros antes para poder llegar caminando y que el niño descargue energía y entre más despierto y relajado. Es una idea sencilla pero interesante ¿verdad? ¿No os habéis encontrado nunca las puertas de los colegios llenas de coches en segunda y tercera fila? Pues así evitamos agobios.
3. Periodo de adaptación
Como ya os conté una vez, me parece imprescindible. Un periodo de adaptación real, donde se hagan las cosas con calma y el tiempo que necesite el niño. También es cierto que, a veces, somos los papás los que no queremos despegarnos del niño e intentamos alargar ese periodo, pero aún no hemos pasado por eso así que ya os contaré cómo lo hacemos.
4. Horario reducido
Depende mucho de la compatibilidad de horarios de las familias, pero yo prefiero que los niños no pasen demasiadas horas en el colegio, al menos los primeros años. Creo que cuatro o cinco horas podría estar bien.
5. Proceso de aprendizaje
Sin prisas. Cada edad corresponde a un periodo sensible diferente pero también es verdad que no todos somos iguales ni aprendemos lo mismo ni al mismo tiempo. De hecho, cada uno demostrará interés por cosas diferentes.
Me gusta mucho fomentar la autonomía del niño. Para eso es ideal la pedagogía Montessori, donde incluso la «vida práctica» se convierte en una oportunidad genial para aprender y participar de la vida diaria.
También me gusta la idea de ofrecer más que de convencer (no digamos ya del chantaje). Las actividades se sugieren, pero el niño es quien decide si le interesa o no. Eso no quiere decir que no se tenga respeto por nada, sino que cada uno escoge qué prefiere hacer, evidentemente bajo unas normas de respeto y orden.
6. Materiales
Como os podéis imaginar, no soy nada partidaria de las fichas ni cosas por el estilo. De nuevo los materiales Montessori son mis predilectos.
Además, hay algo que, en mi caso personal, me fascina. Según Montessori, cada material se encuentra en un sitio determinado y, después de utilizarlo, hay que devolverlo a su sitio tal y como estaba. Como yo soy muy ordenada (incluso clasifico por colores), me encanta el respeto por el orden pues creo que aporta armonía. Pero también es cierto que a veces dudo si los ambientes desordenados pueden resultar más creativos puesto que a nuestra pequeña le encanta sacar esto y lo otro y lo de más allá y, sin embargo, dentro de su caos, ella sabe dónde ha puesto cada cosa, así que no sabría con seguridad si, en todos los casos, es lo mejor para ellos.
7. Libertad de movimiento
Quizás porque fue lo que más me llamó la atención de Alavida. ¿Os imagináis ser otra vez pequeños y poder decidir cuándo quieres salir afuera a jugar y cuándo entrar a hacer alguna actividad? Conocer tus propias necesidades y la posibilidad de decidir qué hacer en cada momento. Bajo mi punto de vista, fantástico.
8. Comida sana
Una de las cosas más importantes que tiene cada individuo es su propio cuerpo. El cuidado y el respeto por el mismo es fundamental. La alimentación es nuestra fuente de energía y cuanto mejor sea, más beneficiosa resultará para nuestro organismo.
Es cierto que en casa es una de nuestras asignaturas pendientes, pero la comida sana y ecológica es otro factor más a tener en cuenta.
9. Resolución de conflictos
Creo que éste es el punto más importante de todos. Saber cómo afrontar los conflictos y cómo se van a resolver es, para mí, lo más básico. Nada de juicios, escucha activa y apoyo emocional.
Tal y como decía este artículo de Laura Gutman, «la violencia en el mundo nace de las guerras cotidianas». Aprender a afrontar los conflictos y las diferencias y cómo resolverlos es, bajo mi punto de vista, uno de los pilares del desarrollo.
10. Acompañantes cualificados y respetuosos
Cuando hicimos el curso de clown de hospital, nos dijeron que se puede tener muy buena intención pero que, además, es necesaria una formación específica. Al principio me resultó algo frío pero, después de pensarlo un momento, supe que tenían razón.
Existen maestros muy amorosos, y me parece imprescindible, pero, lo que yo busco, son acompañantes que vayan un paso más allá, que sean capaces de observar e interpretar las señales de cada niño, de escuchar, de aceptar y de acompañar la individualidad de cada uno, proporcionando un ambiente amoroso y seguro para ellos, con esa conciencia activa para encontrar la diferencia, por ejemplo, entre ofrecer y no sugestionar ni convencer, pues ahí es donde el adulto interfiere o dirige los pasos del pequeño.
11. Juego no dirigido
A veces los niños se concentran en algo y los mayores nos empeñamos en decirles esto se hace así o asá, cuando en realidad lo que estamos haciendo es interrumpir un proceso de aprendizaje valiosísimo. Saber respetar esos momentos sin interrumpirlos.
12. Libertad y límites
Está claro que en cualquier lugar deben existir unas normas de convivencia, respetuosas con el entorno y con los demás, bajo un ambiente relajado, afectuoso y seguro.
13. Ratio de niños por acompañante y edades mezcladas
Sabemos que no es lo mismo cuidar de cinco niños que de quince. Un acompañante debería tener un ratio de niños suficiente para poder atender en condiciones a cada uno sintiéndose cómodo y, si las edades están mezcladas, mejor. Aprenderán unos de otros y todos podrán asumir los diferentes roles propios de cada edad según vayan creciendo.
14. Involucración de los padres
Sería absurdo pretender una educación de este tipo sin una conexión entre la escuela y lo que se hace en casa, por tanto la involucración y colaboración de los padres se hace imprescindible.
15. Escuela pública
Esto es casi más un sueño, pero yo soy positiva y pienso que llegará. Una escuela pública libre de todos y para todos.
Y hasta aquí mis ideales. Unos más realistas, otros menos. Algunos incluso los he obviado por evidentes. ¿Se os ocurre algo que añadir? ¡Todas las ideas serán bienvenidas! Cuanto más podáis aportar, más podremos mejorar de cara a nuevos proyectos.
De todos modos, me contaba mi madre que también lo pasó mal cuando tuvo que decidirse por mi colegio, pues hubiera preferido llevarme a uno de monjas. Y yo pienso que menos mal, porque siempre me he sentido muy orgullosa de la educación pública que tuve. Así que nunca se sabe, quizás pensemos que algo es lo mejor para nuestros hijos y después las circunstancias no traigan otras muchas cosas buenas.
¡Feliz viernes y que tengáis un estupendo fin de semana!
Hola!
He leido tu blog antes, pero hoy es el primer día que me animo a comentar, me siento totalmente identificada con tu post! Yo estoy buscando algo que cumpla con esos 15 tips… Y quizás un poquito más. Pero yo lo hago desde otra perspectiva, soy Diplomada en Magisterio de Primaria y quiero trabajar en una escuela PÚBLICA que contemple todos esos aspectos de la educación.
Autonomía, ritmos, juego…
Gracias por tu post!
Pd. Estoy segura de que disfrutarás muchísimo con lecturas como «Por fin, libres»
http://ojodeagua.es/por-fin-libres/
Ay, Cristina, me encanta que cuentes esto. Es genial que poco a poco la escuela pública vaya cambiando desde dentro, me parece fantástica la labor de maestros como tú. Mucho ánimo y gracias por la recomendación, tiene muy buena pinta. ¡Un abrazo!
Hola!, me encantó el blog, a mi me pasó que cuando tuve que elegir el colegio de Lupe me torturaba con demasiados requisitos, despues pensé, no tiene que ser una elección para toda la vida, si al año no me convence, o si veo que ella no está cómoda, tendré que cambiar. Creo que eso nos relaja un poco en la decisión.